Marcos Reguera

Este jienense es un auténtico entusiasta de los sabores, un genio que desde su ‘laboratorio’ –o sea, la cocina de su casa– barrunta delicias que luego degustan cientos de personas en bodas, comuniones y demás ágapes de postín servidos por su empresa, Cerro Puerta.

Marcos es, básicamente, una persona honesta con dos obsesiones: ofrecer lo mejor y sorprender. De ahí su apuesta por la cocina española más tradicional con ese punto de originalidad que la hace diferente. Una seña de identidad difícil de lograr en un mundo en permanente reinvención como el de los fogones –la cocina de vanguardia española es, hoy día, un referente internacional–. Entre sus cocineros de cabecera,Martín Berasategui, Alain Passard y el maestro Joan Roca – «también muchos jienenses, aunque me sabe mal citar a unos sí y a otros no», confiesa –.

Marcos Reguera entiende que detrás de una buena receta hay mucha sabiduría, pero también mucha pasión. Una emoción que, en su caso, también tamiza su forma de ver la vida y su quehacer profesional.

Obviamente, él es quien cocina en casa, aunque reconoce que los postres se le dan mejor a su señora, «porque tiene mejor sentido de la medida». Ella, ‘Cuca’, y sus dos críos, Manuel y Marcos, son los primeros en probar sus ‘invenciones’. Porque Marcos enamora con el paladar. Como lo hizo en su día con su chica, dándole a probar aquel rioja de Bodegas Fincas Allende. Y como lo hace con amigos y compañeros que pasan –¡oh, tortura!– por su azotea con vistas a la Catedral. Porque Marcos, triatleta en sus ratos libres, es extraordinariamente hospitalario. También muy familiar. Tanto es así que su negocio, Cerro Puerta, es también el de su madre, Yaya, de quien aprendió el oficio y con la comparte la ilusión por cocinar.